lunes, 23 de marzo de 2009

PCR y la lucha contra el golpe del `76

Diario La Arena 1975


1974-1976: La otra historia
Golpismo o antigolpismo



Por Otto Vargas

La línea divisoria

Como dice Jacinto Roldán en Así luchamos contra el golpe, ya con la asunción del gobierno de Perón en 1973 “la política argentina comenzaba a polarizarse entre los que preparaban el golpe de Estado y los que se oponían”.

El PCR dio en esos años una gran batalla para demostrar que además del imperialismo yanqui “conocido como el enemigo declarado de los pueblos”, actuaba otra superpotencia “de carácter imperialista”, la URSS, que “como imperialistas, se asociaban y se asocian a los terratenientes en los países dependientes como el nuestro; y que, como imperialistas, introducen a sus agentes en el movimiento revolucionario”. Esto estuvo y está en discusión en sectores del movimiento popular.

Se vivía en nuestro país un gigantesco auge de masas que había arrancado con las grandes puebladas de 1969, y que continuó durante el gobierno peronista. Esto ha sido prácticamente borrado de las distintas versiones de la historia oficial, desde ya por los que siempre han negado a la lucha de clases como el motor de la historia, pero también por muchos historiadores “progres”, que no dicen una palabra sobre los grandes combates que desarrolló la clase obrera los años 73, 74 y 75, uno de cuyos destacamentos de avanzada fue el proletariado mecánico cordobés cuyo sindicato SMATA estaba dirigido por nuestro querido René Salamanca, secuestrado el mismo 24 de marzo de 1976.

El gobierno de Isabel
Muerto el general Perón el 1 de julio de 1974 la situación se hizo más compleja. Nuestro partido caracterizó al gobierno de Isabel Perón como “un gobierno débil y heterogéneo, reformista, que practicaba una política internacional tercermundista; un gobierno de burguesía nacional que tenía sectores profundamente reaccionarios en su seno como el de López Rega, Ottalagano, Ivanisevich, y el sector prosoviético que encabezaba Gelbard; pero ese gobierno no era el enemigo principal a golpear ”.

Sobre la base de esta caracterización, en noviembre de 1974, el Comité Central del PCR definió su posición antigolpista: “No a otro ’55, junto al pueblo peronista, contra el golpe prorruso o proyanqui para avanzar en el camino de la revolución”.
La preocupación en las grandes masas obreras en lucha en ese momento se reflejó en una asamblea de los mecánicos cordobeses que, en la pelea por romper el “pacto social” y la congelación salarial impuesta por el gobierno resolvió, como recuerda Roldán, que “no cambiaba gobierno por reivindicación”. Es decir que no iba a dejar que se use la lucha por las justas reivindicaciones –como las que se desarrollaban en Córdoba en ese entonces además por los trabajadores dirigidos por Tosco y Atilio López– para voltear al gobierno.
En la continuidad de una línea equivocada y que termina, por derecha o por “izquierda”, al servicio del imperialismo, muchos de los que cuestionaron esa caracterización del gobierno de Isabel, hoy dicen que el gobierno de Kirchner es “de burguesía nacional”, ocultando su carácter servil de intereses proimperialistas y proterratenientes.


1975: dos trincheras
Como se sabe y lo reconocen públicamente muchos protagonistas de esa época, el general Perón impulsó la creación de las Triple A como un camino para enfrentar al terrorismo pequeño burgués, apoyándose en los sectores fascistas de su gobierno (ver discurso de Otto Vargas en hoy 1148). La Triple A mató a mucha gente de izquierda, y provocó el exilio de muchos demócratas y de izquierda. Esos crímenes no deben quedar impunes.
Muerto Perón, y agudizada la disputa interimperialista por el rumbo de la Argentina, los mandos militares encabezados por Videla –que ya en ese entonces había asumido la comandancia del Ejército desplazando al general Numa Laplane– impulsaron los decretos “antisubversivos” para lograr un protagonismo que no habían tenido con Perón, primero intentando “bordaberrizar” a Isabel, como se decía en aquel entonces, haciendo referencia a Bordaberry, presidente uruguayo títere de los militares.


El PCR caracterizó con certeza ya en ese momento que con Videla al frente del Ejército los sectores golpistas daban un gran paso en sus planes. La firma de los decretos “antisubservivos” no casualmente se hicieron con Isabel en Ascochinga, ya que, fracasada la “bordaberrización”, los videlistas empujaban un “golpe institucional”, prolongando la licencia de Isabel y haciendo asumir a Luder la presidencia. Ese plan fracasó porque Isabel volvió a ocupar el cargo, y los golpistas tuvieron que pasar al golpe abierto.

Durante el 75 se profundizó la división de la que hablaba Roldán. “A favor o en contra del golpe pasaron a ser las dos trincheras que se abrieron en la política argentina”. El PCR se ubicó firmemente en el terreno del antigolpismo: “Nosotros, con la definición antigolpista, no esperábamos, tampoco nos ilusionábamos, con que el gobierno de Isabel enfrentara al golpe. Nosotros tomamos la experiencia de 1955 y llamábamos a la clase obrera y el pueblo a enfrentar al golpe de Estado. Si el gobierno de Isabel, o ella misma, decidían jugar, mucho mejor. Pero no esperábamos”. Por eso seguimos encabezando la lucha por las reivindicaciones de las masas y denunciando el encarcelamiento, persecución y secuestro de dirigentes obreros y populares; y exigíamos el levantamiento de la orden de captura contra René Salamanca, así como la libertad de nuestros camaradas Roque Romero (secretario adjunto del Smata cordobés), Rafael Gigli, Norma Nassif, entre otros dirigentes políticos y sociales.

Producto de esta posición antigolpista, y de la audacia de llevarla al debate de masas, las bandas golpistas que operaban abiertamente, en particular en la provincia de Buenos Aires dirigidas por el gobernador Victorio Calabró, se cobraron las vidas de muchos camaradas que fueron asesinados: como Daniel Winer, Patricia Tosi, Enrique Rusconi, Guillermo Guerini, David Lesser, Ana Cameira, Carlos Polari, Herminia Ruiz, así como de peronistas antigolpistas como el intendente de La Plata Cartier. También en esta lucha tuvimos desaparecidos como Luis Márquez, joven delegado mecánico cordobés secuestrado en octubre de 1975. Asesinatos y secuestros arteros que tuvieron el objetivo de desviar al PCR de su posición antigolpista, con la cantinela de que “mientras la dirección del PCR apoya a López Rega, las Tres A asesinan a sus militantes”. Todavía hoy, algunos siguen repitiendo el mismo sonsonete.

Investigar a fondo
Ningún gobierno ni juez, desde el 83 a la actualidad, han investigado estos crímenes, así como tantos otros de los años 1973 a 1976.
Por eso, como dijo recientemente Otto Vargas: “Hay que investigar a fondo”, para que haya castigo a tanto para los responsables de los crímenes de la Triple A, como para los cometidos por las bandas golpistas que, al servicio de uno u otro imperialismo, prepararon así el camino para el golpe de Estado del 24 de marzo, que instauró la dictadura terrorista más sangrienta que conoció nuestro país en el siglo veinte.

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